Recorremos el camino de la vida, buscando esa libertad que nos haga sentir libres y plenos.
Miramos al exterior, recibiendo sus inputs que nos impulsan a perseguir esa libertad con aspectos ilusorios, aunque solemos caer en la cuenta, después de recorrer un buen trecho de nuestro camino que, si bien nuestra vida puede tener cierta comodidad, logros alcanzados, mejoras y aspectos aparentes que nos ofrecen seguridad, esa libertad que buscábamos sigue siendo esquiva.
Y en un acto reflejo casi instintivo en lugar de buscar salir de nuestra zona de confort, decidimos aferrarnos a ella no sea el caso que perdiéramos todo lo que creemos haber conseguido, sin ser conscientes que en ese preciso momento es donde elegimos dejar de crecer.
Dejar de crecer, para mí, es negar que nuestro verdadero ser, con todo su potencial, se exprese. Soy de los que creo que, cuando venimos a este mundo, hay una intención, una voluntad de nuestra alma para hacer este viaje, siendo esa intención la que nos empuja para que sea revelada, es el anhelo de nuestra alma por expresarse, por compartir su verdad con los demás.
En nuestro caminar, la vida nos va mostrando señales, experiencias, situaciones, que nos impulsan a elegir, transitando con esas acciones diarias entre las polaridades que nos plantea el mundo material en el que nos encontramos, lidiando con nuestros miedos, prejuicios y por qué no, con esas cargas heredadas que en la mayoría de las ocasiones son inconscientes y que nos hablan del punto donde llegaron los que nos precedieron.
En ningún caso hablo de vivir una vida donde estemos siempre en las nubes, sino todo lo contrario, teniendo las raíces bien plantadas en la tierra, eso sí, con el equilibrio necesario para que éstas nos permitan mirar siempre a las estrellas, que es de donde venimos. Y nuestros deseos han de ser del tamaño que seamos capaces de imaginar, ya que, en ese camino por alcanzarlos, si tenemos siempre presente que hay una intención por desvelar, es decir que surgen del alma en contraposición a los que salen del ego, iremos aprendiendo a utilizar las resistencias que vayamos encontrando, como palancas para impulsarnos y seguir avanzando, en lugar de maldecir porque creemos que nos frenan impidiéndonos saborear las mieles del logro que creemos merecer.
Y a medida que manifestemos esa vida que forjamos con nuestras elecciones y decisiones, iremos hacia esa plenitud que anhelamos aprendiendo a dar y recibir para seguir dando o, por el contrario, siempre creeremos que nos es esquiva pretendiendo recibir sólo para uno mismo o con el miedo a perder lo que creemos tener.
El desafío en ningún caso es baladí, y los tiempos que vivimos podemos llegar a perder la esperanza de que no tenemos salida, aunque si estamos aquí, es precisamente porque así lo decidimos y porque sabíamos que nuestra aportación era necesaria para superar estos tiempos que como humanidad vivimos.
Hemos de salir a buscar siempre nuestra mejor versión, somos una expresión, de una misma alma, con sus matices y colores particulares, vayamos a nuestro centro, escuchemos a nuestro corazón y conectemos con el ser que somos, sembrando semillas de consciencia que eleven nuestros pensamientos; los frutos, llegaran. Tengamos una mirada amplia más allá de nosotros mismos.
El mundo desea escuchar la verdad que anida en tu alma; ¡ponle Voz!
3 de noviembre 2024
Josep Maria Verdaguer López
Autor y Mentor
Perfil emprendedor, inquieto y muy responsable.
Es una persona de trato muy agradable y de fácil encaje en cualquier equipo de trabajo.
Diría que lo que más le apasiona es tender puentes de unión entre asociaciones, empresas en el ámbito nacional e internacional y sin duda ése es su fuerte.
Aunque no hayamos compartido un proyecto concreto, me gustan de Josep Maria su honradez, la comunicación directa y el profundo conocimiento en materia internacional. Sin duda una persona con muchos activos.
Conozco a Josep Maria suficiente, para poder asegurar que su implicación y compromiso en cualquier proyecto en el que esté involucrado será total.
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